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Món Vinícola: tot sobre vins

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  • Món vinícola

    Los rosados están de moda

    por Maximiliano Bao/ sumiller y docente del CdT de ValenciaTras unos años en los que ha estado medio olvidado, a veces visto como un vino que ni es blanco ni tinto, de carácter desenfadado y carente de calidad, el rosado ha vuelto.En la península, son muy conocidos los rosados de Navarra. Tradicionalmente la variedad utilizada ha sido la garnacha, aunque también podemos encontrar la tempranillo, la merlot y la cabernet sauvignon. En esta D.O. los rosados sólo pueden elaborarse por el método de “sangrado”, que consiste en utilizar variedades tintas y macerar unas horas el mosto con sus hollejos (pieles de la uva) hasta obtener un color similar al del zumo de las fresas.La inmensa mayoría son jóvenes, con aromas frutales, sabrosos y refrescantes.Otra zona por excelencia es la vallisoletana Cigales, donde la tempranillo acapara la mayor atención. Estos vinos, conocidos como claretes, asemejan por su apariencia más a los tintos, pues son de color más intenso.También suelen ser más sabrosos y estructurados y tradicionalmente han sido un coupage (mezcla) de tempranillo y un toque de la blanca albillo. Una paletilla de cordero lechal al horno, con su jugo y piel crujiente suele ser un maridaje perfecto para estos rosados.La variedad bobal es el icono de zonas comoUtiel-Requena, cuya capacidad colorante es extrema. Así pues, los rosados de estas soleadas tierras también tienden a poseer un intenso color, salvo las novedosas excepciones que han florecido en la provincia de Valencia en los últimos tres años de la mano de algunos de los mejores enólogos. El embutido de estas zonas posee fama y una calidad espectacular, y no es de extrañar que esta gastronomía conjugue a la perfección con sus vinos.La cuenca mediterránea–desde la frontera pirenaica catalana hasta Murcia inclusive– goza de las bondades de la monastrell, que habitualmente otorga a los vinos mucho color, un aroma afrutado y un sabor amplio, estructurado y una ligera sensación de dulce astringencia.Si bien es cierto que en todas y cada una de las zonas vitivinícolas españolas se realizan rosados de alta calidad, éstas han sido las más representativas históricamente.En la actualidad, estamos viviendo una revolución con respecto a este tipo de vinos, y sobre todo en la Riojadonde se están gestando grandes joyas enológicas.Del mismo color podemos encontrar increíbles vinos espumosos –comúnmente ligados a la D.O. Cava–y de aguja, e incluso golosos dulces que hacen saltar lágrimas de felicidad.Hay mucho vino detrás de una copa de rosado: todo un universo ligado a una gama de colores que pasan por la frambuesa, cereza, piel de cebolla o salmón; un sinfín de variedades de estilos que maridan sin complicaciones con platos frescos como ensaladas y salmorejos, con dulces postres de merengues y con deliciosos tartares de pescado como si hubieran sido creados a tal fin.

  • Món vinícola

    Aprende a disfrutar

    En esta sección aprenderemos a disfrutar de los vinos, a ser unos “disfrutones”. Porque para disfrutar más de las cosas necesitamos conocerlas, profundizar en ellas y apreciar muchos matices que, a primera vista, nos pasarían desapercibidos.MARTA BURGOS / sumillerLa acción de catar consiste en analizar lo que percibimos cuando bebemos o comemos y sacar unas conclusiones al respecto. Esto se consigue a través de los sentidos, principalmente de la vista, el olfato y el gusto. Pero también puede influir el oído o el tacto (la textura de los vinos).Cuando nos servimos una copa de vino, lo primero que hacemos es mirarlo, miramos cómo cae, si tiene algún “poso”, si brilla, si es claro u oscuro. Sin querer estamos haciendo la primera fase de la cata: la vista.Con esta fase podemos suponer si un vino es joven, si tiene algún tipo de crianza, vemos si tiene burbujas. No suele ser una fase determinante, es importante complementarla con las siguientes....El siguiente paso sería oler el vino, la fase del olfato. Quizás es una de las partes que más llaman la atención. Con cuidado nos acercamos la copa a la nariz y sentiremos diferentes tipos de aromas. Los primeros aromas que se desprenden son los que vienen directamente de la uva (aromas primarios), suelen recordarnos a frutas, hierbas o flores. Si giramos la copa aparecerán los aromas secundarios que son fruto de la fermentación alcohólica, puede que nos recuerden a las levaduras de pan, cremas de pastelería, brioches… Por último, aparecerán los aromas terciarios, son los que adquieren los vinos durante su crianza, ya sea en barricas de roble o en la botella. Son aromas más complejos que nos recuerdan a diferentes especias, pieles, cueros, mieles, ahumados, etc....Por último, nos beberíamos el vino y haríamos la fase de la boca, personalmente con la que más disfruto. Lo más importante que tenemos que aprender es a diferenciar los sabores principales: ácido, salado, dulce, amargo, y del equilibrio de estos dependerá en gran medida que nos guste o no. Observamos si el vino nos seca la boca, o sea si tiene tanino, si ese tanino es agradable o muy astringente, si aparece mucho el alcohol, si dura mucho el sabor del vino en la boca…DESPUÉS DE HABER MIRADO, OLIDO Y BEBIDO UN VINO DEBEMOS PREGUNTARNOS: ¿ME GUSTA? ¿POR QUÉ SÍ? ¿POR QUÉ NO? Y ASÍ SABREMOS SI NOS APETECE VOLVER A COMPRARLO O SEGUIR BUSCANDO Y DISFRUTANDO. TRANQUILO, SI HAY CONCEPTOS QUE NO HAS ENTENDIDO, OS SEGUIREMOS DANDO CLAVES PARA SUMERGIRNOS EN ESTE MARAVILLOSO MUNDO A TRAVÉS DE ESTA WEB.RECUERDA QUE LO MÁS IMPORTANTE ES DISFRUTAR BEBIENDO Y COMPARTIENDO.

  • Món vinícola

    Vinos Eco: Un camino a seguir

    por Toni Sarrión/ viticultor y enólogoCuando vamos a elegir un vino nuestra primera elección suele ser entre tinto, blanco o rosado. Después solemos buscar la zona de producción: Rioja, Ribera, Valencia, etc. Ya en este momento, solemos declinarnos o bien por la variedad de uva o por la marca de una bodega en concreto, teniendo siempre en cuenta el precio en nuestra elección.Bien, creo que, a partir de ahora, deberíamos incorporar otra variable muy importarte: que nuestro vino sea ecológico.Para definir un vino ecológico, tenemos que partir de la base, el viñedo. Se considerará un viñedo ecológico aquel que no ha sido tratado con ningún tipo de pesticidas o producto químico y cuyas etapas de crecimiento y producción se hayan realizado respetando los ciclos propios de la naturaleza, sin manipulaciones genéticas. Se trata de vinos que proporcionan beneficios para el medio ambiente y la comunidad agrícola.Por lo tanto, un vino ecológico es aquel que procede de un viñedo ecológico y que, además, está elaborado bajo la supervisión del reglamento del Comité de Agricultura Ecológica. En los viñedos con manejo ecológico, las enfermedades de la vid se combaten de forma preventiva. Siempre se busca regular el vigor de la planta, para que haya un equilibrio entre el número de hojas y los racimos, limitando la producción, deshojando y quitando racimos manualmente, para que estos estén bien expuestos, no amontonados, y bien ventilados.Las plagas de insectos se combaten de forma natural, la mayoría de veces con la misma fauna útil del entorno o con el uso de feromonas. Las malas hierbas se combaten con labranzas de forma tradicional, sin hacer uso de pesticidas o herbicidas. En los tratamientos solo se utilizan productos naturales y autorizados por el Comité de Agricultura Ecológica.Hace más de una década, decidí seguir esta filosofía en mis viñedos por dos razones. La primera, y principal, fue la obligación que sentí de cuidar el hábitat que nos rodea. Somos un país con una gran historia agrícola, en el que era importante iniciar un camino fuerte y decidido de respeto máximo hacia nuestro entorno y tradiciones. La otra razón, que es igual de importante, fue y es ofrecerle a nuestro consumidor un producto natural, con el sabor de siempre.Creo que hay razones suficientes para introducir en nuestra vida productos ecológicos, en este caso el vino, porque con ellos no solo estaremos tomando un vino rico y auténtico, sino que además estaremos dando un paso adelante hacia un futuro conun entorno más natural y sostenible.

  • Món vinícola

    ¿Los blancos con pescado y los tintos con carne?

    Es cierto que el vino esconde muchos secretos y son muchas las leyendas urbanas que circulan alrededor de este mundo. En esta sección trataremos de desmitificar algunas de estas creencias y daros consejos fiables.EVA PIZARRO / sumiller¿LOS BLANCOS CON PESCADO Y LOS TINTOS CON CARNE?Es cierto que los blancos funcionan habitualmente muy bien con pescados pero también con otros alimentos. Os proponemos que probéis los siguientes maridajes:• Guisos de cuchara, por ejemplo una fabada, con un blanco con buena acidez, como un albariño o un verdejo, veréis cómo el efecto es impresionante.• Una caballa o un salmón con un vino tinto joven. Al ser pescados grasos, con mucha identidad, el vino tinto le juega de tú a tú, se equilibran y respetan todos los sabores.• Y cuando el picante no es tu punto fuerte, pero no quieres renunciar a él, prueba cualquier plato picante con un moscatel o gewürztraminer con un ligero dulzor y veras cómo el picante disminuye sensiblemente. ¿Magia? No, maridaje....¿LOS BLANCOS DAN DOLOR DE CABEZA?Cuántas veces hemos oído eso de: “blanco no, por favor, que me da dolor de cabeza”. Te damos las razones por las que esto ocurría antes, pero ahora no te debe preocupar.Normalmente los vinos blancos eran más inestables, es decir se estropeaban antes, sobre todo si no procedían de una buena vendimia. Por ello era bastante habitual la adición de sustancias químicas y tratamientos para conservarlos, y esos productos eran los principales causantes de esas jaquecas.Hoy en día, en general, los viticultures tratan con mucho mimo sus vinos, y solo se dan los tratamientos indispensables para que las vides no enfermen y crezcan sanas. Aun así, si eres muy sensible a estos productos, hay gran cantidad de bodegas que elaboran vinos naturales, es decir sin ningún tipo de adición ni tratamientos....¿LA TEMPERATURA DEL VINO DEPENDE DE LA ESTACIÓN?En época estival es práctica habitual tomar los vinos más fríos de lo que se debiera. Pero has de saber que el frío es un inhibidor de sabores y aromas y, al enfriarlo, nos estamos perdiendo un montón de componentes que forman parte del vino. Para que te hagas una idea, en algunos restaurantes, cuando un vino no era de gran calidad, los camareros solían enfriarlos más de la cuenta para esconder esos posibles defectos. Así pues, es mejor tomarlos a la temperatura adecuada en cada momento, y si ahora no apetece un tinto a 14 grados igual es porque es momento de blancos y rosados.Te damos unas indicaciones para que aciertes en la temperatura de servicio de cada vino:Por cierto, nunca pongas cubitos de hielo en un vino, estarás diluyéndolo y echando a perder su sabor y su aroma.

  • Món vinícola

    ¿Cómo se entienden los cocineros y los sumilleres?

    Inconscientemente solemos aferrarnos a las costumbres, parafraseandoa Ferran Centelles (sumiller), empezamos esta sección dedicada al mundo de los maridajes.EVA PIZARRO / sumillerAntes que nada, vamos a ver a qué nos referimos cuando hablamos de maridajes. El maridaje es el “arte” de combinar, en este caso nos referiremos a platos (gastronomía) con bebidas (vinos).La premisa principal va a ser que vinos y comida se respeten, se equilibren, es decir, que uno no tape al otro. Pongamos un ejemplo que todos entendamos: un vino tinto con mucho cuerpo y mucha barrica estaría por encima, en cuanto a sabores y potencia, de un delicado lenguado.Partiendo de esto los maridajes pueden ser de muchos tipos. A continuación os proponemos cuatro formas de hacerlo.por contraste¿CUÁNTAS VECES HEMOS OÍDO QUE LOS POLOS OPUESTOS SE ATRAEN?Pues más o menos ocurre esto con platos que son completamente diferentes a los vinos con los que los acompañamos. En esta ocasión proponemos un vino a nuestros chefs, un Fino Tío Pepe, y ellos deben aconsejarnos el plato para maridar.Los vinos de Jerez son de los vinos más singulares que tenemos en España. El reto es ¿qué ponemos ante vinos con tanta personalidad, con una concentración de sabor increíble, con notas saladas, yodadas y matices de frutos secos muy marcados?Nuestros chefs nos proponen unos cogollos –que ya os adelanto que son muy difíciles de maridar porque tienen un sabor amargo muy presente–, con una salsa tártara hecha con pepinillos en vinagre, queso y huevo duro –ingredientes que también juegan muy en contra de cualquier vino, ya que el vinagre es uno de sus grandes enemigos–, y frutos secos, en este caso anacardos.Pues bien, Tío Pepe es capaz, por contraste y por concentración de sabor, de hacer frente a estos ingredientes tan difíciles y establece conexión con los frutos secos tan presentes en el vino y también en el plato, para combinarse y convertirse en punto de unión.por afinidadBUSCAR QUE LOS SABORES Y AROMAS SEAN SIMILARES Y SE COMPLEMENTEN.Para empezar, hemos propuesto a nuestros chefs que elaboren un plato veraniego, fresco, ligero y con productos de temporada. Nos preparan una lubina con un cous cous de verduras, zanahoria, brócoli, calabacín, pimiento y unos brotes de hierbabuena.Buscando un vino acorde a estos ingredientes os proponemos un Rías Baixas, un vino blanco de Galicia, elaborado 100% con uva albariño y que no ha tenido ningún tipo de crianza en barrica. Pero ¿por qué este vino? Los matices marinos, salados de la lubina encajan muy bien con el carácter salino que tienen los vinos de Rías Baixas, donde todo el viñedo está muy cerca del mar y las uvas se impregnan de esos aromas marinos.Por otra parte, la albariño tiene unos aromas muy marcados a hierba fresca, balsámicos, que se potencian con la hierbabuena y crean una simbiosis extraordinaria. Y aún hay más: la lubina es un pescado intenso y con grasa y la acidez, tan propia de este tipo de vinos, nos ayuda a “limpiar” nuestra boca y a salivar, propiciando una sensación de frescura. Si no, pensad una cosa, ¿por qué muchas veces echamos limón a los pescados? Para que el bocado sea más fresco y tenga acidez. Pues, a partir de hoy, nos olvidamos del limón y que el vino juegue ese papel.POR COLOREL COLOR COMO PUNTO DE ENCUENTRO ENTRE PLATO Y VINOUn maridaje cromático, sin obviar, por supuesto que, a nivel gustativo, también funcione.Nuestros chefs nos proponen un ceviche de tomates con brotes de alfalfa, utilizando para el ceviche caldo de pescado, zumo de lima, apio, jengibre y chalotas.¿Con qué lo acompañamos? De entrada, solo con ver los colores del plato, en tonos rojos y rosados vivos, el cuadro nos pide a gritos un rosado para completarlo.Pero no nos quedemos solo con el color. Para este plato tremendamente estival, fresco, con muchos matices en boca, el Vino Rosado Cune se complementa a la perfección con esas notas golosas que encontramos en nariz: todo un despliegue de aromas a fresas, cerezas, piruletas… Una sensación muy estimulante, por su buena acidez y su frescura, que combinan muy bien con esos matices cítricos del ceviche.POR INGREDIENTECUANDO EL VINO FUNCIONA COMO UN INGREDIENTE MÁSPor último os invitamos a elaborar una receta y que el vino trate de ser un ingrediente más de la misma.Os damos pistas, imaginaos un flan de queso mascarpone, con toques cítricos aportados por el limón, y hacemos un caramelo muy suave, ¿qué podemos hacer para potenciarlo? ¿Existe algún vino que nos pueda aportar esas sensaciones? Sí, y muchos: que nos gusta un caramelo más tostado, más quemado, pues elegimos un Pedro Ximénez, que queremos un caramelo más ligero, más floral, pues te propongo un vino dulce de moscatel, que aparte del aporte de azúcar que nos va a ofrecer, es muy aromática en nariz. Oler la moscatel es como entrar en un jardín mediterráneo al caer la noche, flor de azahar, rosas, lichis, piel de naranja, cítricos, hierbas balsámicas… todo un despliegue para nuestros sentidos.Maridajes hay muchos y de muchos tipos. No os limitéis a las “costumbres”, probad, haced vuestras propias combinaciones, porque donde uno menos se lo espera ¡surge la magia!

  • Món vinícola

    Descubriendo La Rioja

    por Eva Pizarro / sumiller en restaurante Fierro y formadora en Tandem GastronómicoViajar a la Rioja es como viajar al origen, es adentrarse en la cultura del vino, tan presente en la vida de los riojanos, desde su gastronomía, sus manifestaciones culturales, sus fiestas, su arquitectura… y motor económico de toda una región.Pero volvamos al origen, ¿por qué Rioja es un referente para muchos de nosotros y son nuestros vinos más internacionales?Todo empieza en el Barrio de la Estación de Haro, como nuestro viaje. Las viejas vías del tren son las responsables de que una región vinícola como era Rioja viviese la mayor expansión que se conoce en el siglo XIX.Gracias al ferrocarril que se instaló en Haro en el año 1880, las bodegas encontraron la infraestructura necesaria para que sus vinos echaran a andar por todo el continente europeo.Francia fue la gran valedora del vino de Rioja, que encontró en sus ”vinos finos”, delicados, al estilo de Borgoña, el sustituto para sus vides devastadas por la plaga de la filoxera. Así pues, las bodegas deciden instalarse cerca de la estación de ferrocarril de Haro conformando un barrio bellísimo y que atesora la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo.Así, Haro se convierte en la capital del vino de Rioja. Hoy pasear por sus calles es respirar vino en cada rincón, botellas de vino que se mezclan en escaparates de ultramarinos junto a láminas de bacalo salado, junto a botes de pintura… calles donde tanto turistas como lugareños nos saludan con copas de vino en la mano, recibiendo al visitante desde la época del peregrinaje a Santiago.Pero vamos a ello, ¿qué nos encontramos cuando hablamos de vino de Rioja? Elena Adell, enóloga de Bodegas Campo Viejo nos da algunas claves. Rioja ha sabido preservar su identidad conservando sus variedades autóctonas. La internacional tempranillo, acompañada, algunas veces, por sus hermanas tintas la garnacha y la graciano, se convierte en seña de unos vinos que incluso llegan a coger su nombre, “ponme un tempranillo”.PERO RIOJA NO ES SOLO TINTORiojatiene un patrimonio inmenso tanto en blancos como en los poco conocidos rosados, un patrimonio que empieza a asomarse al público general pero que entre profesionales, alta restauración o críticos, son una realidad desde hace años. Una realidad que los ha llevado a cotizarse a precios como los grandes europeos y ser objeto de colección. Las autóctonas malvasía, la viura y la garnacha blanca, se unen a las posteriormente autorizadastempranillo blanco, maturana, turruntés , chardonnay, verdejo y savignon blanc, para conformar vinos monovarietales o equilibrados coupages. Vinos que, con el abrazo de la madera, casi siempre presente en Rioja, conforman blancos complejos, reflexivos; blancos de culto, capaces de trasportarnos a una tierra que determina el carácter de sus vinos como talla el carácter de sus gentes.Sala de ToneleríaCAMPO VIEJOEs aquí, en la tierra, en la composición de los suelos, la geografía, donde Elena nos da otra de las claves que forjaran el perfil de los vinos de Rioja. La Sierra de Cantabria y el Ebro actúan como barrera natural y termo reguladores de un clima con influencias atlánticas y mediterráneas, un clima donde han sabido adaptarse las variedades foráneas y que ha sido el lecho para que nacieran las suyas propias.Así pues, a estos dos elementos nos falta sumarle otro gran pilar que conforma los rasgos del vino de Rioja, la mano del hombre, el viticultor, enólogo, el trabajo en campo y en bodega.Y sobre ese trabajo en bodega otra piedra angular:la barrica. La crianza en Rioja ha dado origen a la clasificación de sus vinos en función del tiempo que pasen en barrica.Dentro de las acciones que podemos realizar en bodega y que determinarán el carácter de nuestro vino es el coupage, “ensamblaje”, mezcla de variedades para conformar un vino.Tal y como hemos avanzado podemos elaborar vinos monovarietales, es decir, de una sola variedad, con la intención de buscar su máximo carácter y extraer todas las características de una única uva. También podemos optar por el coupage, mezclar en diferentes proporciones diferentes uvas con el fin de que se complementen y obtener vinos equilibrados.Todas estas decisiones están en la mano del hombre; y, así, de la mano de Elena, nos adentramos en un didáctico taller de ensamblaje.Elena nos proporciona seis vinos terminados, es decir, mostos que han realizado la fermentación de diferentes variedades y parcelas. Porque un coupage no solo se hace de diferentes uvas, se puede hacer mezclando diferentes orígenes de las uvas, es decir uvas de diferentes parcelas, pueblos que obviamente van a ser diferentes entre ellos, y de este modo también podemos jugar a encontrar ese equilibrio.Rioja alavesa/Bodega subterráneadel Hotel Posada Mayor de Migueloa (Laguardia, Álava).Pues así empezamos nuestra práctica, todo un sueño, crear nuestro propio vino. Entre probetas y vasos mezcladores vamos uniendo, “ensamblando” diferentes cantidades de vinos de distintos orígenes y tipos de uva hasta encontrar aquel donde nuestras papilas gustativas alcanzan el máximo placer.Pues esta es la labor de Elena, pero a gran escala. En su bodega maneja millones de litros de vino, que tiene que conducir hasta encontrar ese estilo de vino que a la gente le gusta. Porque ella no olvida que el vino ante todo se tiene que disfrutar, ha de ser agradable, insiste en la amabilidad de sus vinos, en taninos pulidos, vinos entendibles y reconocibles, accesibles a todo el mundo.Porque eso es Rioja, una tierra de grandes producciones, de millones de litros al año, de grandes bodegas que surten a un mercado internacional que encuentra en Rioja la representación del vino español. Pero Rioja también es la casa de pequeños viticultores, sí, donde su propia casa es también su bodega, el ejemplo de la máxima mimetización con el vino, gente que realiza todos los trabajos en el viñedo, quien cuida, ama y cría sus uvas como si de hijos se tratara.Un trabajo de artesano que traslada a su casa, que se convierte bodega, que da cobijo a sus hijos, sus vinos, a los que seguirá de cerca y aprobará su nueva casa de acogida, nuestra copa.vino y gastronomíaPero ¿y el vino y la gastronomía? ¿Cómo se conectan, cómo funcionan?Hablamos con Ángel Pérez, Propietario del Restaurante La Vieja Bodega en Casalarreina. Queremos saber qué busca la gente, en cuanto a vinos se refiere, cuando llegan a su restaurante. El perfil de clientes de Ángel, “amigos”, como él dice, es muy variado.Acoge todos los viticultores y gente de bodega casi a diario, así como a multitud de turistas que visitan la Rioja siempre con el mismo pretexto, el vino.“Se busca el Rioja, la expresión de nuestra tierra, casi siempre son tintos, que acompañan estupendamente al producto estrella de la casa, el lechazo, pero también a carnes a la brasa y guisosde cuchara como unas espléndidas patatas a la riojana, que no podemos dejar de probar.” Ángel también nos apunta que, cada vez más se van conociendo los maravillosos blancos y rosados que tan bien se asocian con las verduras, tan presentes en la gastronomía riojana.Otra de las claves nos las da Ángel, al preguntarle qué pescado es el más habitual en la Rioja.“Sin duda el bacalo, guisado de múltiples maneras pero siempre con esa curación bajo sal que le da una intensidad enorme.”¿Qué tomamos entonces? Blancos, pero no blancos jóvenes como nos recomienda para las verduras, necesitamos más cuerpo, más contundencia para mirar de tú a tú a la sal, necesitamos los blancos de Rioja que han pasado un tiempo por barrica y han envejecido adquiriendo una complejidad enorme, ese es nuestro maridaje.Ángel también nos transmite ese carácter que tiene la gente del vino y que muestra desde la Rioja más clásica, con sus largas crianzas, a vinos jóvenes que se han sabido adaptar a los nuevos consumidores, con etiquetas divertidas y sabores más amables.Ir de tapas por la calle del Laurel, en Logroño, es darse un festín de productos de la tierra y disfrutar en cada local de una selección de vinos por copa inmensa, capaz de contentar a público de todas las edades y nacionalidades.Pues todo eso es Rioja, tierra de paisajes, monasterios y viñedos, esperando al visitante con una copa de vino para cantarle las grandezas de una tierra con nombre de vino.

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