Desconectar para conectar con la vida real
Descubre cómo desconectar del móvil fácilmente. Conoce sus beneficios, consejos prácticos y hábitos saludables para reducir tu dependencia digital. Aprende a reconectar con actividades analógicas que generen satisfacción real.
Por qué es importante desconectar del móvil
La ciencia ya ha demostrado que el abuso de las pantallas, sean teléfonos o tabletas, tiene un coste que se traduce en posibles consecuencias negativas en el desarrollo y la salud infantil y adolescente. Según la psiquiatra Marián Rojas Estapé, los comportamientos violentos, las dificultades de aprendizaje y los problemas de comprensión son algunas de las consecuencias del uso de pantallas a edades tempranas, ya que alteran la estructura del cerebro en áreas clave como la corteza prefrontal. Esta zona del cerebro es la responsable de la toma de decisiones, la planificación, el razonamiento, el sentido crítico, la memoria de trabajo y el control de impulsos. También juega un papel importante en la regulación emocional y en la formación de la personalidad.
Además, según la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja), uno de cada cuatro jóvenes y adolescentes podría sufrir nomofobia, el miedo irracional a permanecer un intervalo de tiempo sin móvil. Incluso existe un Día Mundial Sin Móvil (15 de abril).
Pero ¿por qué nos enganchamos? Según Rojas Estapé, todo está relacionado con la dopamina, que es la hormona de la felicidad. “La dopamina mal gestionada es la hormona de las adicciones y, cada vez que recibimos un likes, tenemos microchispazos de dopamina, por lo que todo lo de las pantallas tiene un fondo adictivo si no se utiliza correctamente o con la madurez suficiente”.
Beneficios de reducir el uso del móvil
- Mejora las habilidades sociales y la calidad de las conversaciones. Si los menores quieren jugar con sus amigos, lo mejor es que se vean. Los niños están en constante aprendizaje social y desarrollan habilidades como compartir, resolver conflictos y la empatía.
- Mejora la calidad de vida, al tener más tiempo para los amigos y la familia y para hacer ejercicio. Mientras se realiza ejercicio físico, se activan más de cincuenta hormonas diferentes y el cuerpo libera serotonina, dopamina y endorfinas, que influyen positivamente no solo en la salud física de los menores, sino también en el estado de ánimo.
- Eleva la productividad, ya que tener el móvil a mano en el trabajo o mientras estudiamos disminuye nuestra atención y rendimos menos.
- Favorece el descanso, ya que la luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina, hormona que nos ayuda a conciliar el sueño.
- Mejora la salud visual, ya que, según la Universidad Complutense de Madrid, la luz emitida por las pantallas produce pérdida de neuronas en los ojos. Además, los oftalmólogos pediátricos alertan que un 30% de los problemas visuales de los niños provienen del uso de videojuegos y aparatos electrónicos.
- Mejora la felicidad infantil y juvenil, porque mantener a los menores en contacto con la realidad y disfrutando de actividades cotidianas fuera del entorno digital puede evitar tasas de ansiedad y depresión. Dichas tasas han aumentado un 70% por observar las “vidas idílicas” de los influencers en las redes sociales, que lleva a los menores a la comparación y a esos episodios.
- Mejora la postura corporal, previniendo el síndrome del cuello roto, una dolencia muscular cada vez más frecuente entre los jóvenes por las malas posturas propias de un uso compulsivo de los teléfonos.
- Aumenta la capacidad de concentración, ya que el uso masivo de tecnología y la necesidad de hacer varias tareas a la vez nos han hecho pagar ese precio cognitivo.
Señales que indican que necesitamos desconectar del móvil
Durante el confinamiento aumentó notablemente la utilización de dispositivos digitales hasta sobrepasar las 9 horas de uso diario, según un informe del Observatorio Social de “la Caixa”. Además, siete de cada diez menores españoles tienen teléfono móvil, según datos del INE, y el 34% de las familias no establece un límite horario en el uso de las pantallas.
Aunque parezca contradictorio, estar siempre conectados puede conducirnos a una profunda desconexión emocional. La tecnología, cuando se utiliza de forma compulsiva, actúa como una vía de escape. Se convierte en un refugio en donde no hay que pensar demasiado, el tiempo pasa sin darnos cuenta, las emociones difíciles se anestesian con contenido nuevo… Esto genera una relación evasiva con el malestar, con la tristeza o con el cansancio.
Además, la comparación constante con las “vidas idílicas” que se muestran en las redes sociales es inevitable. Comenzamos a juzgar nuestra vida como insuficiente y el impacto no es inmediato, pero sí acumulativo: se erosiona la autoestima, se incrementa la autoexigencia y se distorsiona la percepción de la realidad.
Señales de que tenemos saturación tecnológica
- Sentirse irritable o ansioso si no tenemos el móvil cerca (nomofobia).
- Consultar el móvil sin motivo aparente.
- Falta de concentración en tareas sencillas.
- Tener alteraciones del sueño.
- Sentirse fatigados mentalmente de manera constante
- No disfrutar de momentos sin dispositivos.
- Postergar responsabilidades por estar conectados
- Sentirse desconectado de uno mismo y de los demás.

Consejos prácticos para desconectar del móvil fácilmente
Está en nosotros tomar las riendas de este problema antes de que se convierta en una verdadera adicción de la que hay que desintoxicarse. Buscando un equilibrio, desde Cruz Roja indican que “no hay que demonizar las tecnologías”, ya que forma parte de nuestra sociedad.
Se trata de recuperar el control sobre cuándo, cómo y para qué se utilizan los dispositivos, en lugar de vivir dependiendo de ellos. Esta transformación comienza con pequeños gestos que, sostenidos en el tiempo, generan un impacto profundo.
Podemos aprender a dar un buen uso con acciones como:
- Marcar un día a la semana o un tiempo de desconexión.
- Desactivar las notificaciones para evitar mirar cada vez que llegue una.
- Establecer un momento del día para revisar las redes, cuando no se esté con gente.
- Equilibrar las relaciones online y offline.
- Reconectar con actividades analógicas que generen satisfacción real: leer, escribir, caminar, conversar, jugar, crear, cocinar… Todas estas acciones son
fuente de placer y bienestar.
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