Los mejores vinos para acompañar tus platos de pasta
Encuentra el vino perfecto para acompañar tus pastas favoritas. Maridajes ideales para cada tipo de salsa: boloñesa, carbonara, pesto y más.

Pocos placeres gastronómicos resultan tan sencillos y a la vez tan sofisticados como combinar un buen plato de pasta con una copa de vino adecuada. Cada receta tiene su carácter y elegir el vino correcto puede potenciar sus sabores y elevar la experiencia. Desde una intensa boloñesa, pasando por la frescura del pesto o la suavidad cremosa de una carbonara hasta el toque elegante de una salsa de trufa, cada tipo de pasta tiene su maridaje ideal.
Saber qué vino para pastas elegir es clave para disfrutar de una experiencia todavía más completa y única, ¡comenzamos!

Tipos de pasta
El mundo de la pasta es tan amplio que hasta a los propios italianos les cuesta diferenciar todos los formatos que existen hoy en día. De hecho, de un pueblo a otro del país, con una distancia de solo 5 kilómetros, puede variar la fórmula.
Tipos de pasta, en efecto, hay muchos, aunque se podrían sintetizar en dos grandes familias: las pastas de trigo duro y las pastas frescas. Las primeras se elaboran con agua y harina de trigo duro y se suelen trefilar con moldes de bronce para conseguir una textura más rugosa que retenga mejor la salsa y que permite, además, que se pueda hacer este tipo de pasta en todos los formatos y diseños imaginables. Por último, se secan al aire para prolongar su conservación hasta un año, lo que permite su distribución global en múltiples formatos y diseños.
En cuanto a la pasta fresca, se obtiene mezclando harina de trigo (duro o tierno), huevos y sal, aunque también puede prepararse solo con agua y harina. Su elaboración suele ser artesanal y, por tanto, el proceso resulta en general más laborioso.

Vino para pasta con boloñesa
La pasta boloñesa es una de las más conocidas. Típica de la ciudad de Bolonia, se caracteriza por hacerse con fettuccine o tagliatelle, que se elaboran a partir de pasta fresca sacando unas tiras de hasta 30 cm de largo por 1-1,5 cm de ancho. La salsa, por otro lado, se elabora con un sofrito de apio, zanahoria, cebolla, ternera picada, vino tinto y tomates pelados triturados; en algunos casos se puede infusionar al final de la cocción con laurel, romero y salvia fresca para contrarrestar la potencia de la salsa.
Un buen vino para pasta bolognesa es La Tremenda, un tinto de Monastrell (Alicante) de Bodegas Enrique Mendoza que destaca por unas notas balsámicas muy propias del Mediterráneo que armonizan perfectamente bien con el toque de salvia y romero. Otra opción es Verdes Castros, un tinto de uva Mencía elaborado en Valdeorras, una maravillosa región de vinos del interior de Galicia.
Vino para pasta al pesto
La pasta al pesto es un plato típico de la ciudad de Génova. Se suele preparar con pasta de trigo duro, aunque también casa estupendamente con pasta fresca o gnocchi, y se sirve con salsa de albahaca, ajo, aceite, piñones y parmigiano. Un vino que puede encajar muy bien con esta receta, gracias a sus notas herbáceas y su ligero amargor, es el Marqués de Riscal Verdejo.
Vino para maridar pasta a la carbonara
La carbonara es una receta típica de Roma que ha traspasado todas las fronteras. Suele prepararse con pasta de trigo duro, preferentemente spaghetti, aunque también puede usarse pasta corta según el gusto; lo más importante es dejarla al dente para contrarrestar la cremosidad y la potencia de la salsa. Esta última se elabora con guanciale (parte de la mejilla y papada del cerdo curada con pimienta molida), huevo, pimienta y quesos pecorino romano y parmigiano. Importante: la auténtica carbonara nunca lleva nata.
Los vinos blancos con crianza se revelan como la mejor combinación para este plato, ya que la cremosidad y la grasa de la salsa se ven equilibradas con la acidez de los vinos. Un vino para pasta carbonara perfecto es Somos, un blanco con crianza en barrica de Somontano. Otra alternativa es Pago de Tharsys de la D.O. Utiel-Requena.

Vino para pasta con salsa de trufa
La pasta con salsa de trufa es sinónimo de sofisticación. Ya sea trufa negra o blanca, en forma de aceite, ralladura o en crema, es un tipo de plato que se puede disfrutar a lo grande en ocasiones especiales. La pasta fresca es una gran aliada para este tipo de elaboración por su textura suave y porosa, que hace que la salsa brille más. Las más recomendadas, por cierto, suelen ser tagliatelle, fettuccine o pappardelle.
Un buen vino para esta receta es un Crianza o un Reserva de Rioja (especialmente si la salsa incluye ingredientes como setas), o un Ribera del Duero más joven, ambos con una buena acidez que puede potenciar los sabores de la trufa.
En definitiva, la pasta acepta gran variedad de maridajes y para escoger la mejor opción de acompañamiento hay que prestar atención a las salsas y las texturas de cada receta.
¿Te apetece probar? Te dejamos dos propuestas para que encuentres el mejor maridaje.
- Spaghetti alle vongole (spaghetti de trigo duro con salsa de almejas, perejil y vino blanco)
- Ravioli di San Domenico (ravioli redondo de pasta fresca, relleno de un círculo de ricotta y espinaca, con una yema de huevo en el interior, que se suele servir con salsa de mantequilla y trufa o, en una versión más económica, con mantequilla y salvia).
Bon profit!
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