Cómo quitar el óxido

Descubre con nosotros cómo quitar el óxido del hierro, del metal y de otras superficies.. así como los mejores productos para ello. ¡No te lo pierdas!

Además del paso de tiempo, la humedad del territorio dónde nos encontremos y las condiciones climatológicas a las que es sometido un objeto, ¿sabías que algunos productos de limpieza, pueden provocar que los objetos metálicos se oxiden? Cuando un objeto se oxida, se llena de manchas de color marrón rojizo y rugosas al tacto. Estas manchas no solo pueden ser peligrosas para la salud, sino que también pueden suponer un verdadero quebradero de cabeza a la hora de eliminarlas de ciertos tejidos, superficies u otros objetos. ¿Te apetece descubrir cómo quitar el óxido de tus prendas y objetos más preciados?, toma buena de los trucos que te ofrecemos a continuación.

Qué es el óxido

El óxido es el compuesto químico que resulta al combinar el oxígeno junto con un metal o metaloide. 


Cuando se produce el proceso de oxidación en un átomo, este pierde cierta cantidad de electrones que son transferidos al otro elemento que participa en este proceso. El elemento que dona estos electrones se denomina agente reductor, mientras que el elemento que adquiere estos electrones se conoce como agente oxidante.


Qué factores pueden provocar la oxidación del metal

Además del agua y la humedad, existen diversos factores que pueden provocar la oxidación del metal, como, por ejemplo, las altas temperaturas o la salinidad que puede encontrarse en el ambiente de algunas zonas costeras. ¿Conoces más factores que pueden desencadenar este proceso?, nosotros te lo contamos.

  • La acidez de algunos productos de limpieza: los productos con un PH más ácido son los más corrosivos. El PH de un producto puede variar de 0 a 14, siendo de 0 a 7, los productos con un PH ácido y de 7 a 14, productos alcalinos.
  • Las sales disueltas: la presencia de algunas sales ácidas, como, por ejemplo, el bicarbonato sódico o bicarbonato de sodio, pueden acelerar el proceso de corrosión.
  • La concentración de oxígeno: según el material con el que esté elaborado el objeto, la cantidad de oxígeno que se encuentre en él, puede afectar al proceso corrosivo. En los metales férricos, a mayor cantidad de oxígeno, más rápida es la corrosión.
  • La temperatura: la corrosión de un objeto metálico suele aumentar cuando incrementa la temperatura del ambiente.

Cómo quitar el óxido del suelo

Cuando un objeto metálico se encuentra en el suelo, muchas veces puede suceder que este se oxide a causa de la humedad o bien, como consecuencia de diversas condiciones climatológicas. Cuando este objeto es sometido a un proceso de oxidación, suele dejar un cerco o mancha de color anaranjado en el suelo. ¿Te ha sucedido y no sabes cómo quitar óxido?, toma nota de estos remedios caseros:

  • Bicarbonato: en estos casos, el bicarbonato puede ser tu gran aliado para eliminar este tipo de manchas. Esparce un poco de bicarbonato sobre la mancha y añádele un poco de agua, hasta que se convierta en una sustancia un poco densa. Pasados 5 minutos (esto dependerá del grado de suciedad), frota la superficie con un cepillo suave o con una bayeta multiusos y retira el producto con agua abundante.
  • Vinagre y sal: diluye la sal en un vaso de vinagre de manzana hasta que logres formar una masa bastante espesa. Extiéndela sobre la superficie oxidada y déjala actuar aproximadamente 30 minutos (esto dependerá del grado de suciedad). Pasado este tiempo, frota la superficie con un cepillo suave o bayeta de microfibra y retira el producto con agua abundante.
  • Producto de limpieza con un PH ácido, es decir, con un PH entre 0 y 6. A modo de referencia, la mayoría de productos antical o desincrustantes, probablemente se traten de productos ácidos. ¡Ojo!, si utilizas un producto con un PH superior, puedes llegar a dañar de forma irreversible algunas superficies más delicadas como, por ejemplo, el mármol y el granito. Este tipo de superficies son más delicadas y no toleran ningún tipo de ácido.

Desde Consum, te recomendamos que, antes de utilizar cualquier tipo de producto químico, leas las indicaciones de uso; que te protejas bien con guantes y, en caso de ser necesario, utilices gafas de protección. 


Cómo quitar el óxido de los tejidos

Las manchas de óxido en los tejidos se producen cuando una prenda húmeda entra en contacto con una pieza metálica o bien, con algún metal que ya se encuentre en proceso de oxidación. Este tipo de manchas son muy difíciles de quitar, sobre todo si la mancha no se trata enseguida y se reseca. Si esto ya te ha sucedido, y no tienes a mano un producto específico para quitar manchas de óxido, toma nota de los siguientes consejos sobre cómo quitar manchas de óxido en tejidos.

  • Vinagre y sal: echa un chorrito de vinagre encima de la mancha y, una vez esté empapada, echa por encima una cucharada de sal. Deja la solución en reposo media hora, enjúgala con agua tibia y lava la prenda con su programa habitual en la lavadora.
  • Zumo de limón con bicarbonato: exprime un limón grande y mezcla el zumo con una cucharada de bicarbonato. Deja actuar la mezcla sobre el tejido aproximadamente una hora. Más tarde, enjuágala con agua tibia y lava la prenda con su programa habitual en la lavadora. ¡Ojo!, en prendas delicadas, realiza previamente una prueba en algún sitio que no sea visible.


Cómo quitar el óxido del metal

El óxido es el principal enemigo de los metales, por lo que es muy importante quitar las manchas de óxido de aquellas superficies metálicas lo antes posible. Esto nos permitirá alargar la vida útil de nuestros objetos metálicos. ¿No sabes cómo quitar el óxido del metal?, toma nota de estas soluciones caseras.

  • Papel de aluminio: este material, al alcance de todos los bolsillos, será tu gran aliado a la hora de acabar con las machas de óxido superficiales. Para ello, corta tu papel de aluminio en trozos grandes, humedécelo en agua y frota el papel sobre la superficie de metal afectada. Una vez se han eliminado las manchas, limpia el objeto con bayeta de tacto suave, o bien, con un trapo de algodón. ¡Ojo!, si no quieres acabar con los dedos ennegrecidos, haz uso de unos guantes para proteger tus manos y uñas. 
  • Vinagre blanco: si el objeto metálico es pequeño, prueba a sumergirlo en una solución compuesta por agua y vinagre blanco, durante unas horas.
  • Sal y limón: exprime un limón y añade al zumo unas cucharadas de sal, esparce la mezcla sobre la superficie afectada y, pasados cinco minutos, frota con un cepillo suave la superficie. Más tarde, retira el producto con un paño.
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