El membrillo es una fruta de otoño perfecta para aprovechar durante la temporada y hacer dulce de membrillo, una conserva deliciosa ideal para acompañar con pan tostado o quesos y añadir a otros postres y recetas.
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Lava bien los membrillos y pélalos con un cuchillo afilado para retirar la piel gruesa. Corta los membrillos en cuartos y retira el corazón y las pepitas.
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Coloca los trozos de membrillo en un bol grande y rocíalos con zumo de limón para evitar que se oxiden y mantener su color claro antes de la cocción. En una cazuela grande pon a hervir 2 litros de agua. Cuando llegue a ebullición añade los trozos de membrillo y deja cocer a fuego medio durante 25-30 minutos, hasta que los membrillos estén tiernos. Cuando estén los membrillos cocidos aparta la cazuela del fuego y escúrrelos bien. Después, tritúralos con una batidora de mano hasta conseguir un puré fino.
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Coloca el dulce de membrillo en la cazuela, añade el azúcar y mezcla bien. Cocina a fuego medio-bajo durante 20-30 minutos, removiendo con una cuchara de madera para evitar que el puré se pegue al fondo. Durante la cocción el dulce se irá espesando y cogiendo un color más oscuro y brillante. Cuando tenga la consistencia adecuada, retira del fuego.
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Pasa el dulce de membrillo a un molde de cristal grande o a varios moldes pequeños, despendiendo de cómo lo quieras conservar. Si el puré está muy caliente no olvides poner una cuchara metálica dentro del molde antes de añadir el puré para evitar que se rompa el cristal. Deja enfriar el dulce de membrillo a temperatura ambiente durante varias horas. Cuando esté bien firme puedes desmoldarlo con cuidado y cortarlo en porciones.
2 ud de Membrillos
800 gr de Azucar
2 l de Agua
0.5 ud de Limon
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